Sabemos que es imposible no comunicarse, lo hacemos en todo momento, incluso cuando no queremos interactuar con nadie. Es un tema que da mucho, mucho de sí... Hoy, dentro del maravilloso mundo de la Comunicación, rascamos un poco en la Escucha, parte esencial para el buen entendimiento, la comprensión y el aprendizaje.
Está claro que hay muchos tipos de escucha y que normalmente cuando nos estamos comunicando, no nos detenemos a escuchar activamente todo lo que sucede a nuestro alrededor y al de nuestros interlocutores, ya que solemos perdernos en nuestro diálogo interno o en múltiples distracciones y dejamos de atender gran parte de la información. Información que podemos obtener no solo en las palabras, sino también en los silencios, en lo que dejamos entrever, en las distancias entre unos y otros, en los gestos y posturas, en el tono, el volumen y otros detalles vocales, en la mirada, en la energía que se desprende y en las emociones que nos acompañan.
La Escucha Activa requiere una presencia consciente por parte del receptor hacia el emisor, dedicarle toda la atención, no solo en lo que dice sino también en cómo lo dice y desde dónde lo dice (parte emocional), para que así se sienta comprendido y libre para expresarse, incluso cuando no tienes nada más que ofrecerle que tu atención.
Gracias a una escucha activa consciente vamos a poder desarrollar una respuesta empática, y así cultivar relaciones sanas con quienes nos rodean. Cuidando lo que está en nuestra mano, conociendo y teniendo en cuenta todos los factores que influyen en la comunicación, podremos lograr una mayor conexión y comprensión mutua.
La comunicación empática que conduce a este tipo de comprensión nombra tres elementos principales:
Transparencia: no ocultar las reacciones emocionales. Podemos estar en desacuerdo con alguien y eso se puede compartir, pero mentir bloquea la comunicación.
Autocontrol: no confundir nuestras reacciones con las de la otra persona, ni imponer nuestras necesidades. No estamos siempre a la caza de consejos.
Aceptación incondicional: evitar juzgar la conducta de los demás y centrarse en lo que sienten.
Puesto que escuchar activamente y lograr una comunicación empática es una destreza, que se puede adquirir y entrenar, conviene conocer algunos tips para poder poner en práctica dinámicas para mejorarlo.
Desarrollar tu comunicación empática no es algo que se logre en un par de días, pero si ejercitas esta habilidad tan importante, te ayudará en tu desarrollo, tanto personal como profesional. Y si tú o tu equipo, necesitáis una buena dosis de herramientas para llevarla a la práctica, desde LudicLab estaremos encantadas de facilitártelas de una forma lúdica, sencilla y efectiva.
