A diario, observo que la gran mayoría vamos con el piloto automático puesto. Hasta cierto punto, es posible que tengamos que actuar así para que nos dé tiempo a hacer todo, esa lista interminable de "Tengo que..." aunque los problemas surgen cuando pasamos de esta manera la mayor parte de nuestra vida, ignorando las pequeñas experiencias que le dan color y textura. Nuestra falta de atención hace que no nos demos cuenta de lo que está sucediendo, y eso, siento que afecta directamente a nuestras relaciones.
Personalmente, gracias al Mindfulness, pude empezar a andar manteniendo mi atención en los pies, además de conservar el sentido de hacia dónde me dirijo (frase que leí a Anna Black en el Pequeño libro del Mindfulness que incorporé de inmediato). Por ello me complace compartir este post contigo y deseo que te sea de utilidad.
Para empezar, quizás una buena idea sea una breve introducción de lo que es el Mindfulness. Podríamos definirlo como prestar atención plena a lo que normalmente ni siquiera apreciaríamos y ser conscientes del momento presente, sin juzgar, con amabilidad y compasión.
Cuando practicamos el Mindfulness, prestamos atención a lo que ocurre en nuestro cuerpo y nuestra mente; a nuestros pensamientos, emociones y sensaciones físicas que experimentamos. Utilizamos nuestros cinco sentidos (vista, oído, gusto, tacto y olfato) para explorar nuestra experiencia, cualquiera que sea esta, todo es válido; ya que consiste en abrirse a toda experiencia: la buena, la mala y la neutral. Todas merecen nuestra atención por igual.
PRESTAR ATENCIÓN DE MANERA CONSCIENTE A LA EXPERIENCIA DEL MOMENTO PRESENTE CON INTERÉS, CURIOSIDAD, ACEPTACIÓN Y SIN JUZGAR.
En el Mindfulness puedes optar por una práctica formal o informal.
La práctica formal es la que realizamos en quietud, sentándonos o tumbados. Paramos unos minutos, calmamos el cuerpo-mente con la respiración y observamos nuestro interior sin juzgar. Aprendemos a reconocer los pensamientos y emociones que conforman nuestra experiencia vital. Reconocemos esos fenómenos como transitorios y los dejamos pasar.
La práctica informal la hacemos cuando, en nuestra vida cotidiana, estamos presentes: cuando comes comiendo, saludas saludando y andas andando. Cuando estás en lo que hay que estar, viviendo el presente en lugar de llenarlo de ruido mental, de constante autocrítica y ansiedad.
¿Por dónde empezar?
Tras este supermini resumen sobre el Mindfulness, te dejo unas posibles prácticas para ejercitarlo durante todo el día, escoge las que más te apetezcan e inicia el viaje hacia un estado más presente y consciente.
Actitudes útiles para incorporar este proceso en nuestras vidas: Curiosidad, No esperar Nada, Confianza, Paciencia, Apagar los juicios, Aceptación, Dejar ir…
Si se te abre el apetito, te dejo un poco de bibliografía variada y si clicas aquí encima, el enlace a un tablero de Pinterest con diferentes recursos :)
«El poder del ahora». Eckhart Tolle, Ed. Gaia
«Juegos mindfulness: Mindfulness y meditación para niños, adolescentes y toda la familia» Susan Kaiser Greenland, Gaia Ediciones
«Aprender a practicar Mindfulness» Vicente Simón, Sello Editorial
«Después del éxtasis, la colada» Jack Kornfield, Ed. La liebre de Marzo
«Los cuatro acuerdos» Dr. Miguel Ruiz, Ed. Urano
«El cuerpo nunca miente» Alice Miller, Tusquets editores
«Domestica tu mente» Ruby Wax, Ed. Obelisco
«Tao Te King» Lao Tse, Ed. Mándala Ediciones
«Afirmaciones», Louise L. Hay, Ed. Urano
«Mensajes del agua», Masuru Emoto, Ed. La liebre de Marzo
«Con Rumbo propio» A. Martín Asuero, Ed. Plataforma Editorial
«Tranquilos y atentos como una rana. La meditación para niños...» Eline Snel, Ed. Kairós S.A.
Espero que estas pautas te sean de utilidad para poder llevarlo a la práctica.
Está claro que existen muchas formas, si te apetece compartirlas encantada de aprender contigo. Y como siempre... ¡No te olvides de jugar!
